lunes, 7 de octubre de 2013

¿Para qué nos sirve leer? (la pregunta del millón)

Algunas notas sobre la lectura en México (o algo así) 


La semana antepasada fui a cumplir con mis compromisos laborales (vaya!) que consistieron en ir a una presentación de los resultados de la encuesta nacional de lectura en México durante el 2012. Los datos son absolutamente deprimentes (no en balde el título de la conferencia fue “De la penumbra a la oscuridad…”).

Los mexicanos identifican la lectura con una actividad meramente escolar, por lo que a partir de cierto rango de edad (es decir, cuando se termina la universidad) disminuye drásticamente el tiempo que pasan frente a los libros. Habría que señalar aquí otro de los fallos de nuestro lamentable sistema educativo: no se están formando lectores autónomos. Docentes que no dejamos sembradas dudas o curiosidades en nuestros estudiantes, que los acostumbramos a leer para pasar el examen pero no a considerar esa actividad como una práctica cotidiana. Desesperanzador.

Otro dato que anoté: sólo el 46.2% de los encuestados respondieron estar leyendo algún libro. Para más de la mitad de los mexicanos leer es una actividad exótica y ajena. No sorprende entonces que el 34% haya respondido, de plano, que “no me gusta leer”.

Más reflejos de la penumbra: sólo en el 15% de los hogares mexicanos hay más de 30 libros que no sean libros de texto. En el 56% hay hasta 10. Es decir, en más de la mitad de las casas mexicanas hay menos libros de los que yo me compro en cualquier FIL. Lo triste de eso es, otra vez, esta idea de los libros y de la lectura como algo no familiar, una cosa ajena, que se sale de la norma.

Ya sé que aquí podríamos hablar también de lo caros que se han puesto los libros últimamente, pero bueno, vaya, yo creo que no es esa la razón de esta ausencia de libreros y bibliotecas (aunque sea con traducciones humildes de la editorial Tomo)  dentro de nuestros espacios íntimos.

El proyecto en el que estoy participando y por el que tuve que ir a esa conferencia es sobre promoción de la lectura en estudiantes de EMS. Los lineamientos que nos han dado desde la parte institucional reflejan una visión de la lectura que tampoco me encanta: una cosa meramente instrumental. Los estudiantes tienen que leer para que sean buenos profesionistas, o para que sean más competitivos, o para que sean más emprendedores, o para que se droguen menos, o para que no entren a las pandillas (¿eh?).

Mi grupo de trabajo son docentes de EMS. Al principio siempre hay una sesión en la que platicamos con ellos sobre la lectura y bla, bla, bla, para tratar de comprometerlos con el proyecto. Los profes expresan opiniones sobre la lectura que tampoco me encantan: la lectura nos hace felices, nos hace ser mejores personas, una persona culta es una persona feliz y realizada, etc., etc. Es decir, una visión totalmente romántica e idealizada de los libros.

Honestamente, yo no creo que leer nos haga mejores personas, ni más felices, ni más empáticas, ni mejores ciudadanos. No sé bien qué respondería si alguien me preguntara que ¿para qué te ha servido leer en la vida? A lo mejor el chiste está, otra vez, en las respuestas en negativo. No hay que decirle a la gente que ‘tienes que leer para ______’, sino más bien sugerirles que si no leen hay una serie de emociones – ideas – pensamientos que van a quedar fuera de su mundo. Es decir, no plantear para qué sí nos sirve leer, sino qué cosas y posibilidades estamos eliminando si no leemos.

Funcionamos con base en ideas, somos sujetos semióticos que todo el tiempo estamos interpretando la realidad. No estoy diciendo que alguien que no lea no pueda hacer esto, repito, todos funcionamos de esa forma. Así que entonces habría que preguntarnos de dónde tomamos esas ideas (que a la vez interpretamos y resignificamos). De las conversaciones, de la televisión, de lo que nos dice el sacerdote o el astrólogo. Y de los libros, claro. Mi punto es ése, nomás, que no quiere decir que interpretaremos ‘mejor’ la realidad, o que tendremos más ideas, o que éstas serán más lindas; únicamente que, si no se lee, nos cerramos una fuente de sentidos posibles.

Otra vez una frase de Birulés:

“De nuevo podemos recurrir a las palabras de Arendt cuando escribe que ‘esperar que la verdad surja del pensamiento supone confundir la necesidad de pensar con el ansia de conocer’. Pensar es, pues, distinto del conocer y del obrar. El pensamiento, a diferencia del conocimiento, no nos ofrece certezas supuestamente definitivas ni verdades universales, sino, en todo caso, significado, sentido”.

Para eso nos sirve leer, creo, para producir sentido y eso es ya mucho decir en este país. 

3 comentarios:

  1. Parcialmente de acuerdo con eso de no hallar una respuesta a "¿para qué te sirve leer?". Especialmente en niños, el mero hecho de aprender a leer permite desarrollar una parte de la corteza cerebral (http://news.sciencemag.org/brain-behavior/2010/11/how-reading-rewires-brain), mientras que leer de manera cotidiana está asociado al desarrollo de otros procesos cognitivos (http://goo.gl/sHRl58). Leer sí te cambia el cerebro, literalmente.

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  2. Si te refieres a la Encuesta Nacional de Lectura 2012 que mandó a hacer la CANIEM, amiga, te cuento que esa encuesta tiene algunos problemas metodológicos y de interpretación fuertes. En primer lugar, por su diseño muestral, no es comparable con la de 2006, por lo que no se puede decir si avanzamos o no con respecto a lo que medimos en 2006 (cuya encuesta, por cierto, sí fue realizada por CONACULTA). En segundo lugar, el marco muestral de la de 2012 utiliza secciones electorales en lugar de agebs como unidades muestrales (lo que sí ocurrió con la de 2006)... lo cual es bastante chistoso, porque hasta donde yo se, la lectura no gurada mucha relación con la distribución de votantes, por ejemplo. En tercer lugar, la encuesta de 2006 capta también la lectura de otro tipo de materiales como las revistas, que en esta otra encuesta no quedan plasmados. Los que hemos pasado de alguna u otra forma por la academía, sabemos que no es exclusivamente a través de libros, sino también de revistas que se realiza la labor investigativa que tiene un cierto mercado lector. En cuarto lugar, el análisis de la encuesta de 2012 dice que en 6 años no se movió el promedio de lectura en México. Aquí hay otro asegún en la construcción del indicador, tanto en la encuesta de 2006 como en la de 2012, porque se mide dividiendo el total de libros leídos entre el total de la población, lo que tiene un sesgo importante: no dice cuanto leen los que leen, sino cuanto leen todos en promedio, incluyendo a los que no leen (lo cual es un sinsentido). Por último, y desde mi opinión, el principal hallazgo de la encuesta de 2012, aunque haya sido menospreciado, es el hecho de que el total de usuarios diarios de internet creció en 6 veces desde 2006. Internet demanda de sus usuarios, sin lugar a dudas, habilidades lectoras, por lo que lo que nos está diciendo la encuesta, suponiendo que no tenemos sesgos importantes, es que la gente está transitando hacia nuevos soportes de lectura y eso sí que es importante porque deberíamos estar analizando qué significa leer en internet, razonar de forma hipertextual, y cómo afecta esto al libro de papel y a la lectura tradicional (más reflexiva y solitaria). En fin, amiga, que por acá ando haciendo presencia. Me gusta tu blog! Saludos.

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